XVI Domingo del Tiempo Ordinario

Evangelio(Mc 6, 30-34)

Al volver los apóstoles a donde estaba Jesús, le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Jesús les dijo: «Vámonos aparte, a un lugar retirado, y descansarán un poco.» Porque eran tantos los que iban y venían que no les quedaba tiempo ni para comer. Y se fueron solos en una barca a un lugar despoblado. Pero la gente vio cómo se iban, y muchos cayeron en la cuenta; y se dirigieron allá a pie. De todos los pueblos la gente se fue corriendo y llegaron antes que ellos. Al desembarcar, Jesús vio toda aquella gente, y sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas sin pastor. Y se puso a enseñarles largamente.

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Santa Faustina anotó en su Diario (D. 1212, 1213)

Hoy, tráeme a las almas de los sacerdotes y las almas de los religiosos, y sumérgelas en Mi misericordia insondable. Fueron ellas las que Me dieron fortaleza para soportar Mi amarga Pasión. A través de ellas, como a través de canales, Mi misericordia fluye hacia la humanidad.

Padre eterno, mira con misericordia al grupo elegido de Tu viña, a las almas de los sacer-dotes y a las almas de los religiosos; otórgales el poder de Tu bendición. Por el amor del Corazón de Tu Hijo, en el cual están encerradas, concédeles el poder de Tu luz para que puedan guiar a otros en el camino de la salvación, y a una sola voz canten alabanzas a Tu misericordia sin limite por los siglos de los siglos. Amen.

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  • Jesús me invita a traerle sacerdotes y almas religiosas para que puedan guiar a otros por el camino de la salvación. Estoy haciendo esto? 
  • ¿Hay un deseo en mí de cantar alabanzas a una sola voz a Su infinita misericordia por siglos sin fin?