XV Domingo del Tiempo Ordinario

Evangelio(Mc 6, 7-13)

Llamó a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus malos. Les ordenó que no llevaran nada para el camino, fuera de un bastón: ni pan, ni morral, ni dinero; que llevaran calzado corriente y un solo manto Y les decía: «Quédense en la primera casa en que les den alojamiento, hasta que se vayan de ese sitio. Y si en algún lugar no los reciben ni los escuchan, no se alejen de allí sin haber sacudido el polvo de sus pies: con esto darán testimonio contra ellos.»

Fueron, pues, a predicar, invitando a la conversión, expulsaban a muchos espíritus malos y sanaban a numerosos enfermos, ungiéndoles con aceite.

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Santa Faustina anotó en su Diario (D. 1396, 194)

Oh, si los pecadores conocieran Mi misericordia no perecería un número tan grande de ellos. Diles a las almas pecadoras que no tengan miedo de acercarse a Mi, habla de Mi gran misericordia.

Deseo cansarme, trabajar, anonadarme por nuestra obra de salvación de las almas inmortales.

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  • Hoy Jesús me invita a cooperar con Su intención de salvar a cada alma … Dice muy específicamente: Dile a las almas pecadoras que no tengan miedo de venir a Mí, diles de Mi gran misericordia. 
  • ¿Tengo el deseo de proclamar y suplicar la misericordia de Dios, y aún más de esforzarme, trabajar y agotarme para lograr la obra de salvar almas inmortales?