Ofrezco a Jesús mi dolor por Su pasión
“Hija Mía, hoy considera Mi dolorosa Pasión, toda su inmensidad; medítala como si hubiera sido emprendida exclusivamente por ti” (Diario 1761).
«Viernes Santo. Vi al Señor Jesús martirizado, pero no clavado a la cruz, antes de la crucifixión y me dijo: Tú eres Mi corazón, habla a los pecadores de Mi misericordia. Y el Señor me mostró interiormente todo el abismo de su misericordia por las almas y conocí que lo que había escrito era, verdaderamente, una gota” (Diario 1666).
“A las tres de la tarde vi a Jesús crucificado que me moró y dijo: Tengo sed. De repente vi que de su costado salieron los dos mismos rayos que están en la imagen. En el mismo momento sentí en el alma el deseo de salvar las almas y de anonadarme por los pobres pecadores. Junto a Jesús agonizante me ofrecí al Padre eterno por el mundo. Con Jesús y por Jesús y en Jesús estoy unida a Ti, oh Padre eterno. El Viernes Santo, Jesús sufrió ya de manera distinta en el alma que el Jueves Santo” (Diario 648).