Testimonio – Cada día es un «tiempo de prueba»

Al comenzar el año más personas han iniciado el camino de preparación de 30 días para entregarse a la Divina Misericordia a través de María. Este camino consiste en confiar a Dios paso a paso todas las áreas de la vida a través de María, y al final del camino realizar un acto de entrega a la Santísima Trinidad y a María. Se utilizan textos breves para cada día basados ​​en la Biblia y en el Diario de Sta. Faustina, junto con una oración diaria de entrega, que se recogen en un pequeño libro titulado “Confiarse a la Misericordia en tiempo de prueba. 30 días de preparación para entregarse a Dios Misericordioso a través de María” (disponible en la editorial Misericordia) o en forma de audio en nuestra web.

Algunas personas repiten este camino de 30 días continuamente, porque lleva un profundo fruto espiritual a sus vidas. Te invitamos a leer el testimonio de una de esas personas. ¡Lee y escucha a tu corazón! ¿Quizás María también te invita a ti a seguir este camino?

Testimonio

Debo admitir que siento muy claramente a diario la acción de la Palabra de Dios, los fragmentos del Diario y las hermosas y profundas oraciones a la Madre de Dios contenidas en el libro «Confiarse a la Misericordia en tiempo de prueba. 30 días de preparación de para entregarse a Dios Misericordioso a través de María”.

¡Agradezco mucho la publicación de este librito! En 2020, seguí este camino dos veces; luego, tuve la inspiración en septiembre pasado de emprenderlo nuevamente como parte de mi preparación personal para la Ceremonia «Faustinum» del 5 de octubre. Desde entonces, experimentando sus buenos frutos y reconociendo en la oración que cada día mi situación personal y profesional, por muy diversas razones, es en cierto modo un «tiempo de prueba», decidí continuar este camino y encomendar cada día a la Divina Misericordia a través de María, renovando esta entrega cada mes. Es asombroso, pero siendo fiel a esta oración todos los días desde principios de septiembre del año pasado, muy a menudo en tiempos de dificultad y prueba, recibo EXACTAMENTE la Palabra que más necesito para un día determinado y ¡me ayuda a pasar por momentos y situaciones difíciles con paz en mi corazón! Por ejemplo:

Cierto día me desanimé para hacer el bien a los demás debido al comportamiento desagradable de una persona. La palabra que leí ese día (era el día 11 – encomendando mis manos y mis pies a Jesús Misericordioso) fue la siguiente: «María, la discípula más fiel del Hijo, a través de tus manos encomiendo mis manos y mis pies a Jesús misericordioso, para que los toque y los sane. Deseo que Jesús pueda servirse de ellos y que pueda hacer el bien a los demás a través de mí. Con la ayuda de Su gracia, quiero olvidarme de mí mismo y superar mi cansancio, desgana y pereza, para mostrar misericordia a mi prójimo siempre y en todas partes (…)” y esto me ayudó a controlar mis sentimientos.

Durante la preparación para la entrega en el 2020, mi papá murió de forma repentina, trágicamente en casa, lo cual fue una experiencia muy dolorosa. Recuerdo exactamente que era el día 27, día que tocaba encomendar mi sufrimiento a la Madre de Dios… Tuve la sensación de que el Señor estaba conmigo y esto me ayudó a sobrellevar con confianza aquellos momentos difíciles. El Señor en su Providencia actuó y no me dejó sola en los siguientes meses hasta el día de hoy, ayudándome a superar muchas dificultades después de esa situación.

Recientemente, fuimos con unos amigos a un albergue para personas sin hogar con motivo del Día del Pobre. Me enteré en el último minuto que tendría que hacer una reflexión del Evangelio de ese día, porque la persona que debía hacerlo ese día enfermó. Sin preparación previa, no me sentía del todo a la altura de las circunstancias, pero consideré la Palabra del día 13 – la entrega de mi debilidad: “Oh Jesús, Luz eterna, ilumina mi mente, fortalece mi voluntad e incendia mi corazón. Quédate conmigo como me has prometido, porque sin Ti no soy nada. Tú sabes, oh Jesús mío, lo débil que soy, no tengo que decírtelo, ya que tú eres quien sabe mejor que yo lo miserable que soy. En Ti toda mi fuerza” (D. 495). Me dio fuerza y ​​valor para hacer una reflexión de la Palabra en público, y ese encuentro con los sin techo tuvo exito. ¡Alabado sea el Señor!

Otra vez, en el trabajo, ante una conversación importante con un cliente relacionada con una tarea difícil, sentí miedo y ansiedad, pero el día 19 de mi entrega (confiar mis sentimientos al Espíritu Santo), recibí la siguiente Palabra: “María, Esposa del Espíritu Santo, en tu vida terrena hubo muchos acontecimientos en los que podías temer o ceder a la ansiedad. Corriste el peligro de ser lapidada. Tu Hijo estuvo expuesto a la muerte desde los primeros momentos de su vida. Sin embargo, tú no cediste al miedo. Confiaste en Dios, continuamente unida al Espíritu Santo, conservaste la paz del corazón y te enfrentaste a todas las dificultades y adversidades. Hoy te entrego, María, todos mis sentimientos, especialmente los difíciles que surgen durante las experiencias dolorosas: el miedo, la ansiedad, la tristeza, la ira, te pido Madre, entrégaselos al Espíritu Santo, que Él los transforme en mi corazón en una actitud de confianza en Dios, y fortaleciéndome con el don del temor de Dios, que nunca dude de su bondad». Es increíble como el Señor puede actuar y guiar a través de su Palabra…

Hubo muchas más situaciones similares, solo he dado algunos ejemplos, pero puedo ver claramente que su contenido fue inspirado por el Espíritu Santo ¡Que el Señor sea glorificado en su acción!