“En relación con esta imagen de nuestra generación, que no deja de suscitar una profunda inquietud, vienen a la mente las palabras que, con motivo de la encarnación del Hijo de Dios, resonaron en el Magnificat de María y que cantan la misericordia… de generación en generación ». Conservando siempre en el corazón la elocuencia de estas palabras inspiradas y aplicándolas a las experiencias y sufrimientos propios de la gran familia humana, es menester que la Iglesia de nuestro tiempo adquiera conciencia más honda y concreta de la necesidad de dar testimonio de la misericordia de Dios en toda su mission” (Dives in misericordia, 12).
María, que experimentó la misericordia de Dios de una manera única en su vida, canta su Magnificat glorificando a Dios. Esta experiencia del amor misericordioso del Creador permite a María ver la misericordia que perdura de «de generación en generación» a lo largo de la historia de la humanidad y dar testimonio de ella en su vida.
¿Qué manifestaciones de la misericordia de Dios en tu vida has visto durante esta última semana?
¿Compartes con otros cómo Dios actúa en tu vida diaria?
“Oh Señor misericordioso, me has colmado de estos dones únicamente por misericordia; viendo que todo lo que tengo me ha sido dado gratuitamente, adoro Tu bondad inconcebible con la más profunda humildad” (D. 1523).
“Allí donde miro, todo me habla de su Misericordia” (D. 651).