El Viernes Santo es un día en el que reflexionamos sobre la Pasión y Muerte de Jesús. Es el día en que, a las 3:00p.m., Jesús -Dios- muere en la cruz por nosotros. A través de su muerte, nuestros pequeños sufrimientos, nuestras adversidades adquieren una nueva luz. Santa Faustina escribió:
‘‘Entonces vi a Jesús clavado en la cruz. Después de estar Jesús colgado en ella un momento, vi toda una multitud de almas crucificadas como Jesús. Vi la tercera muchedumbre de almas y la segunda de ellas. La segunda infinidad de almas no estaba clavada en la cruz, sino que las almas sostenían fuertemente la cruz en la mano; mientras tanto la tercera multitud de almas no estaba clavada ni sostenía la cruz fuertemente, sino que esas almas arrastraban la cruz detrás de sí y estaban descontentas. Entonces Jesús me dijo: Ves, esas almas que se parecen a Mí en el sufrimiento y en el desprecio, también se parecerán a Mí en la gloria” (Diario, 446) .
¡Qué esperanza se debe tener para confiar en que cada sufrimiento me acerca más a Dios!
Oh Jesús mío, multiplica mi esperanza para que pueda llevar mi cruz diaria con un amor cada vez mayor por Ti.