II Domingo de Cuaresma

Evangelio(Mc 9, 2-10)

Seis días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, y los llevó a ellos solos a un monte alto. Y se transfiguro delante de ellos. Incluso sus ropas se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo sería capaz de blanquearlas. Y se les aparecieron Elías y Moisés, que conversaban con Jesús. Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Levantemos tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»» «En realidad no sabía lo que decía, porque estaban aterrados. En eso se formó una nube que los cubrió con su sombra, y desde la nube llegaron estas palabras: «Este es mi Hijo, el Amado, escúchenlo.» Y de pronto, mirando a su alrededor, no vieron ya a nadie; sólo Jesús estaba con ellos. Cuando bajaban del cerro, les ordenó que no dijeran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del Hombre resucitara de entre los muertos. Ellos guardaron el secreto, aunque se preguntaban unos a otros qué querría decir eso de «resucitar de entre los muertos».

Santa Faustina anotó en su Diario (D. 451, 452, 453)

«Una vez, después de la Sagrada Comunión, escuché estas palabras: Tú eres Nuestra morada.  En aquel momento, sentí en mi alma la presencia de la Santísima Trinidad, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Me sentí el templo de Dios.  Sentí que era la hija del Padre.  No puedo explicar todo esto, pero el espíritu lo entiende bien.  ¡Oh bondad infinita, cuánto te rebajas ante tu miserable criatura!»

«Si tan sólo las almas quisieran vivir en el recogimiento, Dios les hablaría de inmediato, porque la distracción sofoca la voz del Señor.»

«En una ocasión, el Señor me dijo: ¿Por qué tienes miedo y por qué tiemblas cuando estás unida a Mí?  No me agrada cuando un alma se deja llevar por vanos temores.  ¿Quién se atreverá a tocarte cuando estás conmigo?  El alma mas querida para Mí es la que cree firmemente en Mi bondad y tiene plena confianza en Mí. Le ofrezco Mi confianza en él y le doy todo lo que pide.»

 

  • Durante la Cuaresma, Dios quiere que nuestro corazón se convierta, quiere que nuestro corazón se vuelva hacia Él, para que Él sea lo más importante en nuestras vidas.

  • ¿A quién o qué escuchas más? ¿Buscas el silencio interior para escuchar sus palabras, sus inspiraciones?

  • Esta semana, trata de tomarte un tiempo cada día para estar tranquilo y escuchar con atención Su voz. Dios te está hablando. ¡Eres su hijo amado!