Evangelio: (Juan 20, 1-9)
El primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del sepulcro. Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: «Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto.»Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro.Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó pues, hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos.
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Santa Faustina anotó en su Diario (D. 1669, 205, 1670)
Corazón de Mi Corazón, llénate de alegría.
Pascua de Resurrección. Hoy durante la ceremonia pascual, vi al Señor Jesús en un gran esplendor se acercó a mi y me dijo: Paz a ustedes, hijos Míos, y levantó la mano y nos bendijo. Las llagas de las manos y de los pies, y del costado no estaban borradas sino resplandecientes. Luego me miró con tanta benevolencia y amor, que mi alma se sumergió totalmente en Él, y me dijo: Has tomado gran parte en Mi Pasión, por eso te doy esta gran participación en Mi gloria y en Mi alegría. Toda la ceremonia pascual me pareció un minuto. Un extraño recogimiento envolvió mi alma y se mantuvo durante toda la fiesta. La amabilidad de Jesús es tan grande que es imposible expresarla.
Pascua. Durante la Santa Misa agradecí al Señor Jesús por haberse dignado redimirnos y por este don más grande, es decir por haberse dignado ofrecernos su amor en la Santa Comunión, o sea a Si Mismo. En aquel mismo instante fui atraída al seno de la Santísima Trinidad y fui sumergida en el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Es difícil describir estos momentos.
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- ¡Jesús está vivo! Viene como el Señor de la vida y la muerte y habla a mi corazón con gran amor: llénate de gozo.
- La Pascua de Jesús la vivimos con mayor frecuencia en la comunidad (familiar, religiosa …), es un camino común en el que Jesús nos dice: ¡La paz sea con ustedes, hijos míos! ¿A quién puedo llevar hoy la Buena nueva?
- Permaneceré con gozo y acción de gracias por el don de la salvación. Soy un hijo libre de Dios, redimido por la muerte y resurrección de Jesús.