CUARESMA 2022

Queridos Apóstoles de la Divina Misericordia,

Os invitamos cordialmente al ayuno, la oración, el sacrificio y la práctica de buenas obras por la paz en el mundo, especialmente en Ucrania. Imploremos en este tiempo santo al buen Dios, para que Su Misericordia triunfe en cada corazón humano, y especialmente en aquellos que están llenos de odio y deseo de venganza, como nos animó a hacer el Papa Francisco: “Jesús nos ha enseñado que a la insensatez diabólica de la violencia se responde con las armas de Dios, con la oración y el ayuno. Invito a todos a hacer del próximo 2 de marzo, Miércoles de Ceniza, una Jornada de ayuno por la paz”.

Que Santa Faustina nos ayude en este momento difícil y nos enseñe a luchar con el poder de la oración y el sacrificio. ¡Oremos también por los sacerdotes, para que anuncien con valentía la verdad de Dios, cuya misericordia dura por siempre!

FRAGMENTOS DEL DIARIO PARA MEDITAR DURANTE LA CUARESMA:

“Todo pasará, pero su misericordia no tiene límites ni fin; si bien la maldad llegue a llenar su medida, en la misericordia no hay medida” (D. 423).

“Hoy es el Miércoles de Ceniza. Durante la Santa Misa, por un breve momento he experimentado la Pasión de Jesús en mi cuerpo. La Cuaresma es el periodo particular para el trabajo de los sacerdotes, es necesario ayudarles en la salvación de las almas” (D. 931).

“Durante la Santa Misa me envolvió un ardor interior de amor a Dios y el deseo por la salvación de las almas tan grande que no sé expresarlo. Siento que soy toda un fuego; lucharé contra todo el mal con el arma de la misericordia. Ardo por el deseo de salvar a las almas; recorro el mundo entero a lo largo y a lo ancho y penetro hasta sus confines, hasta los lugares más salvajes para salvar a las almas. Lo hago a través de la oración y el sacrificio” (D. 745).

“Una vez, durante la Cuaresma, encima de nuestra capilla y de nuestra casa, vi una gran claridad y una gran oscuridad. Vi la lucha de estas dos potencias…” (D. 307).

“Al comienzo de la Cuaresma pedí a mi confesor una mortificación para aquel periodo cuaresmal y recibí la de no reducirme los alimentos, sino de meditar durante las comidas sobre cómo Jesús en la cruz aceptó el vinagre con hiel: sería una mortificación. No sabía que de ella sacaría un provecho tan grande para mi alma. El provecho consistía en que meditaba continuamente su dolorosa Pasión y cuando estaba comiendo, no distinguía lo que comía sino que estaba ocupada por la muerte de mi Señor” (D. 618).

“Al comienzo de la Cuaresma pedí también el cambio del examen particular de conciencia y recibí esto:  que todo lo que iba a hacer, lo haría con pura intención de reparación por los pecadores. Esto me mantiene en una continua unión con Dios y esta intención hace más perfectas mis obras, ya que todo lo que hago, lo hago por las almas inmortales. Todas las penas y todas las fatigas son nada cuando pienso que sirven para reconciliar las almas pecadoras con Dios” (D. 619).

“El primer viernes del mes, antes de la Comunión, vi un gran copón lleno de Hostias consagradas. Una mano me puso enfrente este copón y lo tomé en la mano, había en él mil Hostias vivas. Luego oí una voz: Estas Hostias han sido recibidas por las almas a las cuales has impetrado la gracia de una sincera conversión durante esta Cuaresma. Eso fue una semana antes del Viernes Santo. Pasé aquel día en un profundo recogimiento interior, anonadándome para el provecho de las almas” (D. 640).