SEMANA 6: Une los sufrimientos causados por tu propia debilidad con Jesús
SEMANA 6: Une los sufrimientos causados por tu propia debilidad con Jesús
Como todos nosotros, Santa Faustina experimentó en su vida sufrimientos y dolores causados por sus propios pecados y debilidades humanas. Ella maduró gradualmente hacia la santidad, cooperando con la gracia de Dios. Jesús le hizo saber su gran amor y al mismo tiempo la nada que somos de nosotros mismos. Todo lo que hay de bueno en nosotros es un regalo de Dios. Experimentando la enormidad de la Misericordia de Dios y su miseria, experimentó verdadero sufrimiento. Así lo evidencian las palabras de Jesús, que quiso consolar a su Apóstol en los momentos dolorosos: “Mi Corazón ha sido conmovido por una gran compasión hacia ti, hija Mía queridísima, cuando te he visto hecha pedazos por el gran dolor que sufrías mientras deplorabas tus pecados ” (Diario 282).
A veces podemos caer en la tentación, pensando que mis pecados no son tan grandes, que no le causaron tanto sufrimiento a Jesús … hay pecadores “mayores” que yo, que se convirtieron en la causa de Su tormento. Vale la pena aprovechar la experiencia de Sor Faustina en esos momentos, para que nazca en nosotros la verdadera humildad y el arrepentimiento, que abre nuestro corazón para recibir los rayos de la misericordia que nos transforman. Una vez ella señaló: “Oh Jesús mío, a pesar de Tus gracias, siento y veo toda mi miseria. Comienzo el día luchando y lo termino luchando; en cuanto aparto una dificultad, en su lugar surgen diez por superar, pero no me aflijo por ello, porque sé muy bien que éste es el tiempo de la lucha y no de la paz. Cuando la lucha se hace tan dura que supera mis fuerzas, me arrojo como una niña en los brazos del Padre Celestial y tengo confianza que no pereceré. Oh Jesús mío, soy tan propensa al mal y eso me obliga a vigilarme continuamente, pero nada me desalienta, confío en la gracia de Dios, que abunda donde la miseria es la más grande.” (Diario 606)
- ¿Cuál es mi arrepentimiento por los pecados y las imperfecciones? ¿Le pido al Espíritu Santo el don de un corazón contrito?
- ¿Soy consciente de la grandeza de la misericordia de Dios hacia mí, un pecador, redimido y liberado gracias a la Pasión del Hijo de Dios?
- Esta semana intentaré seguir el ejemplo de santa Faustina: en la medida de lo posible con la gracia de Dios, siempre me ejercitaré en perfecta contrición. Dedicaré más tiempo a la contrición. (Diario 225).