Durante la Cuaresma, te invitamos a descubrir el valor del sufrimiento junto con Sor Faustina y a conectar tus sufrimientos con Jesús quien, por amor, dio su vida por cada uno de nosotros, ¡para que nunca dudemos de que Dios realmente nos ama! Juntos entraremos en este misterio insondable de la Misericordia de Dios y la obra de redención. Durante el ayuno de este año, nosotros estaremos acompañados de las palabras de Jesús: Busca la luz y la fuerza en Mi Pasión (Diario 654).
SEMANA 1: Une tu dolor físico a la Dolorosa Pasión de Jesús
Jesús le dijo a Santa Faustina: A menudo me llamas tu Maestro. Esto es agradable a Mi Corazón; pero no olvides, discípula Mía, que eres discípula de un Maestro crucificado. Que te baste esta sola palabra. Tú sabes lo que se encierra en la cruz (Diario 1513).
Sabemos que Sor Faustina experimentó mucho sufrimiento físico en su vida. Ya al comienzo de su vida religiosa, señaló: Cuando me enfermé después de mis primeros votos y cuando, a pesar del cordial y cariñoso cuidado de las Superioras y a pesar de los tratamientos médicos, no me sentía ni mejor ni peor, entonces me empezaron a llegar voces de que fingía . Y así comenzó mi sufrimiento se duplicó y esto duró un tiempo bastante largo. Un día me quejé con Jesús de que yo era una carga para las hermanas. Jesús me contestó: No vives para ti, sino para las almas. Otras almas se beneficiarán de tus sufrimientos (Diario 67).
Quizás también le fueran cercanas las palabras del Apóstol de las Naciones: “Ahora me regocijo en lo que estoy sufriendo por ustedes, y completo en mi carne lo que le falta a las aflicciones de Cristo, en beneficio de su cuerpo, que es la Iglesia” (Col. 1:24).
La tuberculosis, La cual le diagnosticaron en Vilnius, causó grandes estragos en el cuerpo de la hermana Faustina. Afectaba no solo al tracto respiratorio, sino también al tracto digestivo. Ella sabía que Jesús nunca se sobrepasa. Ella misma escribió: El sufrimiento es una gran gracia. A través del sufrimiento del alma se hace semejante al Salvador; el amor se cristaliza en el sufrimiento ; cuanto más grande es el sufrimiento, tanto más puro se hace el amor (Diario 57). En otra parte, señaló: Mi semejanza a Jesús debe realizarse a través del sufrimiento y de la humildad (Diario 268).
En medio de muchos sufrimientos físicos y espirituales, Sor Faustina experimentó muchas gracias, sobre las que también escribió en su Diario. Ella confió en Jesús también en tiempos dolorosos y logró la unión plena con Dios. Hoy disfruta del gozo y la gloria eternos en el cielo donde ya no hay más lágrimas ni sufrimiento.
- Y tu? ¿Vives tu vida diaria sabiendo que eres discípulo del Maestro crucificado?
- Confías en Dios y crees que Él sabe mejor qué camino debes seguir para lograr la unión total con Él?
- Le estás ofreciendo a Jesús los sufrimientos de tu cuerpo? ¿Le estás hablando de tu dolor?