3er Domingo de pascua

Evangelio(Lc 24, 35-48)

Ellos, por su parte, contaron lo sucedido en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Mientras estaban hablando de todo esto, Jesús estuvo en medio de ellos y les dijo: «Paz a ustedes.». Quedaron atónitos y asustados, pensando que veían algún espíritu, pero él les dijo: «¿Por qué se desconciertan? ¿Cómo se les ocurre pensar eso? Miren mis manos y mis pies: soy yo. Tóquenme y fíjense bien que un espíritu no tiene carne ni huesos como ustedes ven que yo tengo.»

Y dicho esto les mostró las manos y los pies, y como no acababan de creerlo por su gran alegría y seguían maravillados, les dijo: «¿Tienen aquí algo que comer?» Ellos, entonces, le ofrecieron un pedazo de pescado asado y una porción de miel; lo tomó y lo comió delante ellos. Jesús les dijo: «Todo esto se lo había dicho cuando estaba todavía con ustedes; tenía que cumplirse todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos referente a mí.»

 Entonces les abrió la mente para que entendieran las Escrituras. Les dijo: «Todo esto estaba escrito: los padecimientos del Mesías y su resurrección de entre los muertos al tercer día. Luego debe proclamarse en su nombre el arrepentimiento y el perdón de los pecados, comenzando por Jerusalén, y yendo después a todas las naciones, invitándolas a que se conviertan. Ustedes son testigos de todo esto.

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Santa Faustina anotó en su Diario (D. 1067, 1074)

Durante la celebración de la resurrección he visto al Señor en la belleza y el resplandor y me dijo: Hija Mía, la paz sea contigo; me bendijo y desapareció, mi alma se llenó de alegría y de júbilo indescriptibles. Mi corazón se fortaleció para la lucha y los sufrimientos.

​Me queman las llamas de la misericordia, deseo derramarlas sobre las almas de los hombres. Oh, qué dolor Me dan cuando no quieren aceptarlas.

​Hija mía, haz lo que esté en tu poder para difundir la devoción a Mi misericordia. Yo supliré lo que te falta. Dile a la humanidad doliente que se abrace a Mi

Corazón misericordioso y Yo la llenaré de paz.​ 

Di, hija Mía, que soy el Amor y la Misericordia Mismos. Cuando un alma se acerca a Mi con confianza, la colmo con tal abundancia de gracias que ella no puede contenerlas en sí misma, sino que las irradia sobre otras almas.

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  • Jesús resucitado viene a nosotros con el don de la paz y llena nuestros corazones con su amor misericordioso. Hoy me invita a mirar con los ojos de la fe, a tocarlo y recibirlo en la Eucaristía. 
  • Jesús quiere enviarme con la Buena Nueva.  A través de Santa Faustina me dice: Dile al mundo de Mi misericordia, de Mi amor … haz lo que esté a tu alcance para difundir el culto de Mi misericordia.
  • ¿Mis encuentros con Jesús están llenos de fe, esperanza y amor?  ¿Cómo respondo a Su amor y la invitación a difundir el culto a Su misericordia?