Hoy celebramos un gran día para Santa Faustina.
Ese día de 1926 Helena Kowalska recibió el hábito y el nombre religioso: sor María Faustina. Ella anotó más tarde en su Diario: “Durante la toma de hábito Dios me dio a conocer lo mucho que iba a sufrir. Vi claramente a que me estaba comprometiendo. Fue un minuto de ese sufrimiento. Dios volvió a colmar mi alma con muchos consuelos” (Diario. 22).
Exactamente dos años después, en 1928, hizo sus primeros votos religiosos. “Los primeros votos. Un ardiente deseo de anonadarme por Dios mediante el amor activo, pero inadvertido incluso para las hermanas más cercanas” (D.27).
Cinco años más tarde, el mismo día, ella experimentó la víspera de su profesión perpetua. En su Diario anotó: “El anochecer. Jesús, mañana por la mañana he de pronunciar los votos perpetuos. Pedí a todo el cielo y la tierra, y todo lo que existe llamé a agradecer a Dios por esta gran e inconcebible gracia. De repente oí estas palabras: Hija Mía, tu corazón es el cielo para Mí” (D. 238).
Exactamente 67 años después, el 30 de abril de 2000, el Papa Juan Pablo II canonizó a Sor Faustina e instituyó la Fiesta de la Divina Misericordia para toda la Iglesia.
Leemos sobre este evento en el Diario (D. 1044-1048): “De súbito vi que de la Santa Hostia salieron los dos rayos que están pintados en la imagen y se esparcieron sobre el mundo entero. Eso sucedió en un solo momento, pero fue como si hubiera durado un día entero y nuestra capilla estuvo repleta de gente durante todo el día y todo ese día fue pleno de gozo (D. 1046).
¡Unámonos hoy a la alegría de Santa Faustina! Demos gracias a Dios Misericordioso por esta Gran Santa y por el establecimiento de la Fiesta de la Divina Misericordia para toda la Iglesia.